¿Polaridad o polarización?

Sabemos que vivimos en un mundo regido por leyes universales y que una de ellas es la ley de polaridad o de los “contrarios”, en donde un polo necesita y no puede existir sin el otro.

Es así como hay día y noche, luz y obscuridad, frío y calor, negativo y positivo, bien y mal, alegrías y tristezas, vida y muerte; esto es natural, y no podríamos saber que o como es un polo, si no existiría el contrario.

Y por si esto fuera poco, la Ley universal del “Ritmo” a dispuesto la alternancia cíclica entre polos, en donde hay un eterno pendular, que como en las mareas y el latir de nuestro corazón, se suceden constantemente desde la noche de los tiempos…

Pero el hombre en su estrechez mental ha convertido la polaridad en “polarización”, esto es pretender que un polo es mejor o superior al otro y por lo tanto, hay que combatirlo o suprimirlo considerando a nivel ideológico o político, que el polo contrario está equivocado o lo que es peor; que no debería o tendría derecho a existir.

Esta falsa anulación de la polaridad o identificación con que hay un polo “bueno” y otro “malo, nos quiere hacer pensar en que existe día o noche, frío o calor, independencia o esclavitud, orden o caos, patria o dependencia y muchas otras consignas en donde el “y” de la polaridad es substituida por la “o” de la polarización en que hay que elegir por alguno de los dos polos.

 La diferencia fundamental es que la polaridad existe y existirá siempre porque es una Ley universal, pero la polarización es una ilusión de nuestro ego, ya que uno no puede vivir permanentemente feliz “o” triste, ni ser enteramente “bueno” “o” totalmente “malo”, rico o pobre.

La sabiduría ancestral ya ejemplificó la ley de la polaridad en el símbolo del “ying-yang”, en donde un polo aún en su faz mayor, contiene el germen del polo contrario y jamás se da en estado puro, porque la alternancia natural nunca nace desde “cero”, existiendo entre el invierno y el verano las “fases intermedias” de primavera y otoño.

Esto que parece ser obvio inunda inconscientemente nuestra vida, en donde rotulamos y enjuiciamos al que piensa o siente distinto a nosotros, quizá muchas veces por miedo o temor a lo desconocido y proyectado en el polo contrario.

Y si estudiamos historia de la humanidad, la polarización dio siempre lugar a grandes genocidios, por estar un grupo humano convencido en la “superioridad” de una raza, religión o creencia por sobre otra, en donde la polaridad elegida es la mensajera de la “verdad”; basta recordar la “santa inquisición”, la “supremacía” de la raza aria, o el hostigamiento y esclavitud racial de la raza negra por parte de la blanca.

Y para aplicar este conocimiento a nuestra sabiduría espiritual, podemos revisar hoy en que área o áreas de nuestras vidas estamos polarizados y hacer algo al respecto;  ya que la polarización nos estanca como seres humanos; que aunque con derecho a buscar “nuestra” verdad (que siempre será parcial), no lo es así para imponerla por la fuerza ni para sojuzgar a los que piensan o son distintos, triste historia de un mundo que tarda mucho en aprender la lección, cometiendo siempre los mismos errores que lo han llevado al lugar donde está.

Y para concluir hay algo maravilloso que trata la sabiduría de la Kabbalah, que es transformar el polo negativo en positivo mediante una tercera fuerza o columna que concilia las dos restantes, transformando el juicio en misericordia, la obscuridad en Luz y el mal en bien: de nosotros depende el elegir que hacemos con los polos, ya que hay que encontrar un equilibrio sano entre el dar y recibir, y entre ser demasiado bueno o incapaz de poner límites a los demás…

Así, y una vez, más la responsabilidad global del mundo recae sobre nosotros, nuestras pensamientos, acciones y decisiones, ya que toda guerra empieza en nuestra propia mente que ávida de polarización olvida una y otra vez la polaridad…

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