Hola a todos y bienvenidos a nuestra sección titulada “Historias y cuentos para reflexionar y pensar”, hoy en Domingo:
Érase una vez y hace mucho tiempo, un rey que debía gobernar con mano dura a su pueblo, porque éste estaba formado por villanos y era dado a realizar acciones socialmente incorrectas, y solamente para su propio beneficio.
Es así como un hombre llamado Nataniel, que no era mala persona, fue atrapado robando una manzana y el rey quiso dar un escarmiento general delante del pueblo condenándolo a muerte.
Nataniel aceptó su destino sin quejarse por reconocer su falta, y solo le pidió al Rey tres días para ordenar sus asuntos y despedirse de su familia.
El rey, impresionado por la responsabilidad y la aceptación de su destino le concedió su pedido, pero le trasmitió su duda acerca de si él no aprovecharía esos tres días para escapar y no volver a cumplir con la pena.
A lo que Nataniel se le ocurrió la idea de dejar a su mejor amigo Simón el tendero, como garantía sincera de su regreso.
El rey entonces le dijo que si dentro de tres días no volvía a la hora pactada, ejecutaría a Simón en su lugar, y dicho esto, lo dejó ir.
Simón, que conocía a Nataniel desde niño, amaba y respetaba a su amigo como un hermano y sintiéndose honrado, aceptó gustosamente ponerse en su lugar.
Apresado el tendero, pasaron así los tres días y como Nataniel no volvía a la hora señalada, el rey preparó la ejecución de Simón delante de todo el pueblo.
Entonces, unos minutos más tarde se escuchó el grito de Nataniel:
-Deténganse todos, aquí estoy; quiten a mi amigo la soga del cuello!
-Le pido perdón mi majestad, mi caballo tuvo un percance, soy yo quien debe morir, no Simón!
-Llegaste tarde Nataniel, tu amigo debe morir!
Y ante la sorpresa de todos Simón dijo:
-Eso es mentira majestad, hicimos un acuerdo y soy yo el que debe morir, ejecúteme a mi; por favor se lo pido, además no podría soportar ver como Nataniel muere delante de mis ojos!
-No lo escuche Majestad, no deje que mi mejor amigo muera; soy yo quien cometió la falta, y si Simón muere en mi lugar me sentiría culpable de por vida!
Y así siguieron discutiendo Nataniel y Simón delante de todos hasta que el rey, sorprendido y conmovido hasta las lágrimas por el Amor y la amistad incondicional de éstos súbitos les dijo:
-Ya basta, he tomado una decisión y debo impartir justicia:
– Ninguno de los dos morirá ya que sea uno u otro el que muera, estaría matando a un hombre de Verdad, y lo que la sentencia fijaba es la ejecución de uno solo…por lo tanto váyanse en Paz.
Moraleja:
Esta historia ejemplar nos muestra hasta donde puede llegar el Amor incondicional entre los seres humanos, y en estos tiempos, a los finales del signo de Piscis, tenemos la gran oportunidad de practicarlo en la medida que podamos.
Espero que les haya gustado y conmovido como a mí!
Un abrazo a todos y feliz Domingo!