Empatía y compasión

Hoy vamos a reflexionar sobre dos grandes virtudes del sendero espiritual: la empatía y la compasión:

“La empatía es la capacidad de meterse en la piel de otra persona, de sentir lo que ella siente, de ponerse en su lugar, de ver a través de sus ojos. Si somos capaces de sentir empatía podemos establecer vínculos afectivos con quienes sufren, alegrarnos por el amor de los demás, sentir placer al ver triunfar a otro, comprender la ira de un amigo y el dolor de un desconocido”. Quienes carecen de empatía no pueden evolucionar espiritualmente…

Brian Weiss…Muchos cuerpos, una misma alma.

Reflexión:

El alma humana reside en el corazón, y cuando éste está cerrado no hay lugar para la empatía ni para su hermana, la compasión.

“El principio subyacente de la empatía es que todos estamos interconectados”

Brian Weiss…Muchos cuerpos, una misma alma.

Reflexión:

En este plano de existencia no vemos el cuadro completo y nos percibimos los unos a los otros como separados, cosa que no ocurre en el mundo espiritual en donde estamos unidos en una sola Alma…

Y esa es la razón por la cual nuestra mente suele separar lo que el corazón quiere unir; generándose un conflicto entre el Alma y el ego que la encarna.

La comprensión de la unidad entre los seres es la empatía, en donde me veo reflejado en el otro justamente por su calidad de “ser humano” similar o igual a mí.

En cambio, el odio y la intolerancia generada entonces en mi propia mente, ataca o se defiende del que piensa, siente o tiene creencias distintas a las mías, sean éstas políticas o religiosas.

De ahí que dos soldados enfrentados en bandos distintos sean iguales en su humanidad, pero “aparentemente” distintos al servir cada uno a nacionalidades e intereses confrontados en una determinada época.

Por ello concluye Brian Weiss: “Me han contado que es el enemigo, pero, si lo mirase a los ojos ¿no me vería reflejado? ¿No me están pidiendo que me odie a mí mismo?…

Para reflexionar y meditar…

En cambio, y a diferencia de la empatía, “la compasión surge del corazón y se pone de manifiesto con demostraciones de bondad y benevolencia para con todas las criaturas de la creación.

Los “actos de bondad aleatorios”, como dejar pasar a alguien mayor en la cola de un supermercado, ceder el asiento en el metro a una embarazada o dar comida a los pobres, son ejemplos de conductas compasivas, pero solo si surgen de un impulso de bondad genuino, y no de la obligación (o responsabilidad) de hacer las cosas de una manera determinada o del deseo de ganar puntos en el cielo.”

Brian Weiss…Muchos cuerpos, una misma alma.

Reflexión:

La compasión enfrenta a la mente ya que nace del corazón. Cuando vemos a un necesitado en la calle y “pensamos” si darle o no, porque la mente enseguida presenta sus argumentos que podrían ser también válidos, la compasión inicial se apaga.

De ahí que la opción es sencilla: o sentimos o no sentimos nada por aquella persona, por un animalito pequeño, por una flor que se marchitó, o por alguien que nos pide ayuda.

La compasión surge de “compartir la esencia de nuestra Alma con todos los seres de la creación” y nos hace merecedores del título de “ser humano”, que la mayoría de las veces nos queda grande…

Y a diferencia de la empatía, la compasión no necesita ponerse en el lugar del otro ya que es más simple e instintiva, y ambas como dice Weiss, nos llevan hacia el destino final de todas las lecciones que se aprenden en el camino hacia la inmortalidad: el amor espiritual, el amor incondicional, el amor puro y eterno…

 

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